duminică, 18 septembrie 2011

Filozofie vegetală/Filosofía vegetal/Filosofia vegetal (trad. al catalan por Pere Bessó)

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Viţa de vie a rămas să-și poarte denumirea începând încă din neolitic, inclusiv pentru faptul că este o plantă longevivă.

Ciupercile au doar un picior și se ascund de lumină sub propriile lor umbrele de soare.

Unii copaci fructiferi și coniferele își cicatrizează rănile cu propria farmacie, cu clei chihlimbariu.

Urzicile vii secretă un lichid neobișnuit, pișcând laolaltă toate vietățile voracere.

Algele își au rădăcinile acvatice prinse de straturile fluctuante ale tuturor apelor.

Știuleții de porumb în lapte stau înveliți în pănuși precum niște bebeluși în scutece.

Lanul de grâne se apără de răufăcători cu inflorescența, cu propriile spice.

Măceşul are spini încovoiați și fructul plin cu seminţe ţepoase pentru a se apăra de intruşi.

Spinul (a nu se confunda cu omonimul său din fizică!) este cel mai pacific și efectiv gen de armă de autoapărare.

Floarea-soarelui e atât de îndrăgostită de soare, încât îl urmărește până își pierde petalele.

Florile îşi etalează prea evident splendorile, din asta cauză par a fi atât de efemere.

Seva este sângele străveziu al pământului pe care noi, oamenii, l-am pierdut între timp.

Ramurile arborilor sunt mâini rugătoare care cresc direct din tulpinile lor.

Flora duce o viață mai latentă spre deosebire de faună, de aici și senzația perceptibilă de dublu mister.

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La viña se quedó con su denominación desde el neolítico, incluso porque es una especie de planta longeva.

Las setas tienen un solo pie y se esconden de la luz bajo sus propias sombrillas.

Unos árboles fructíferos y coníferos se curan las heridas con su propia medicina, usando un pegamento amarillento.

Las ortigas segregan un líquido raro, picando al azar a todas las criaturas voraces.

Las algas tienen sus raíces acuáticas metidas en los estratos fluctuantes de las aguas.

Las mazorcas del maíz temprano están envueltas en hojas como bebes en pañales.

El campo de  gramíneas se defiende de los bichos nocivos con su propia inflorescencia, exactamente con las aristas.

La zarza tiene espinas dobladas y el fruto lleno de granos espinosos, todo lo necesario para defenderse de los intrusos.

La espina (¡a no confundirla con su homónimo de la física!) es el más pacífico y efectivo tipo de arma de autodefensa.

La flor de girasol está tan enamorada del sol que lo persigue hasta perder todos sus pétalos.

Las flores muestran muy abiertamente sus esplendores, por eso parecen tan efímeras.
 
La savia es la sangre incolora de la tierra, a la que, nosotros, los humanos, parece que hayamos perdido últimamente.

Las ramas de los árboles son manos que suplican al cielo y se levantan  directamente desde sus tallos.

La flora lleva una vida más latente en comparación con la vida animal, de aquí la sensación perceptible de doble misterio.


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El cep de vinya ha romàs portant la denominació des del neolític, perquè és una planta antiga.

Els fongs només tenen un peu i s’amaguen de la llum davall de les seues mateixes ombrel·les.

Alguns arbres fruiters i conífers es cicatritzen les ferides amb la seua mateixa metzina, tot emprant un pegament ambre.

Les ortigues verdes secreten un líquid rar, picant alhora a totes les criatures voraces.

Les algues tenen les radicel·les aquatiques preses dels estrats fluctuants de les aigües.

Les panolles de blat primerenques estan embolicades en pellofes com els bebes en embolcalls.

El camp de cereals es defensa dels nocius amb la seua floració, més exactament amb les seues mateixes espigues.

La rosa silvestre té espines doblades i el fruit ple de llavors espinoses, tot allò necessari per a defensar-se d’intrusos.

L’espina (a no confondre’s amb l’homònim o del domini de la física!) és la més pacífica i efectiva mena d’arma d’autodefensa.

El girasol està tan enamorat del sol, que el segueix fins a perdre tots els pètals.

Les flors mostren amb tota evidència el seu esplendor, és per això que pareixen tan efímeres.

La saba és la sang translúcida de la terra a la que nosaltres, els humans, pareix que hàgem perdut en un temps.

Les branques dels arbres són mans pietoses del cel i s’alcen directament de les seues soques.

La flora du una vida més latent a diferència de la fauna, d’ací la sensació perceptible de doble misteri. 

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Pasadas las dos de la madrugada -y después de haber revisado varios diccionarios de lenguas romances y no pocos rumanos- me atrevo a enviarte una versión no exenta de dificultad en algún momento concreto, dado que amén de traducir del rumano, tú te autrotraduces al castellano con una libertad que yo ni por asomo oso.  Sea como fuere, tú estás a otro nivel diferente y superior, así que me perdonarás la inmodestia de hacerte comentarios en cuanto a traducción al castellano se refiere. Y no tengas reparo en hacerme las observaciones que consideres pertinentes en cuanto a mi trabajo realizado con pasión pero enfrentado a una lengua nueva, pero antigua y que me parece de antepasados propios.

Hete acá que te permites una serie de observaciones acerca de alguna planta y que, no sin cierto humor, elevas a la categoría de pansamientos filosóficos. Parece que estuvieras humanizándolas y dándoles una pizca de alma, como si de un alquimista o cronicador de Herbolarios se tratara...
Así que no es casual que en esta especie de tractatus en ciernes comiences por la madre del cordero: la cepa de viña, la vid. No podría ser de otra manera. Desde el paraíso nuestros Adán y Eva comieron tal fruto sin peligro y pudieron coser sus primeros vestidos con hojas de parra y de higuera tras caerse de la higuera y el pecado...
Es curioso, sin embargo, el salto que das a los hongos y setas, casi como si recordaras algún cuento de los que escuchábamos de niños. Hongos con sombreros y paraguas frente al astro rey. O esos árboles frutales o coníferas que se relamen sus heridas con su propia savia. Toda una panacea y farmacopea en sus resinas y ámbar. Y así, sucesivamente, las ortigas, deliciosas si se saben guisar y quitarle el amargor y convertir sus espinas en pelillos a la mar tras un previo hervido. las algas, ay, con sus raicillas presas en los mantos, capas o nappes de agua. Las panojas con grano de leche, las espinas y espigas, las rosas caninas, silvestres, moras y zarzamoras y toda su familia que untan el goce del sabor por encima de los demás sentidos que se derivan en el paisaje. El girasol, ay, mejor no tocarlo, porque eso sí es amor de natura, que tú celebras. Y por ir cerrando, esas ramas piadosas que elevan sus frutos como pregarias, diezmos y primicias, al Señor. Y el final que nos deja pensativos: esa flora latente frente a la fauna cinética, dinámica, patente, y que tiene su doble misterio, vive, da vida y permite el vasallaje y la contemplación.
Un abrazo
Pere Bessó

pd ¿Algún día hablarás en esta suerte de fenomenología de natura del ábol de la higuera y/o de su fruto, el ficum, figa o higo, smochina?



2 comentarii :

  1. Una delicia son cada una de las analogías de tu homenaje-letanía a la vida en el planeta Tierra cuyo origen inaudito nos estremece y asombra.
    Hoy después de miles de eones, nos asila mientras llega la partida y volvemos a ser humus y después polvo de estellas.
    ¡Bello!

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  2. Frente a la obscenidad galáctica del stardust,
    gotita de miel en la más oculta y exquisita floración.
    Me lo pido.
    Pere

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